En veinte años, un millón de voluntades se movilizaron en TECHO

21-06-2017

“Nos parece valioso reconocer que esta es una organización construida fundamentalmente por la labor conjunta de jóvenes voluntarios y voluntarias y personas que viven en asentamientos informales de diversos países, que asumieron la realidad local y latinoamericana como una responsabilidad propia. Que tradujeron su indignación en compromiso y ese compromiso lo plasmaron en acciones dentro y fuera de TECHO”, expresa Laura Sánchez, directora de Equipos de TECHO Internacional.

De acuerdo a las Naciones Unidas, la cifra actual de jóvenes en América Latina, 106 millones, es de las mayores en su historia. Para Sánchez esto constituye una oportunidad histórica: “estamos en un momento crítico, con escenarios inciertos, en una América Latina que se reconoce como la región más desconfiada y desigual del mundo. Por eso es trascendental que la juventud asuma el voluntariado ante todo como un ejercicio de ciudadanía, para reconstruir nuestros tejidos sociales y poder ser protagonista en el destino de nuestros países”.

Según los datos aportados por la organización TECHO, el 59% de las personas que participaron en las actividades de la organización son mujeres; el 16% del total de voluntarios y voluntarias tiene entre 15 y 20 años, y el 61% entre 21 y 29 años. El 23% restante se compone de un rango etario que se extiende desde los 30 hasta 50 años aproximadamente, conformado por equipos de voluntarios y voluntarias provenientes de empresas que trabajaron con la organización. El 83% de los y las participantes son de Latinoamérica.

“La realidad cada vez deja más en evidencia la importancia de abordar la desigualdad de nuestros países con una perspectiva internacional. En momentos en los que se retoman discursos que apuntan a cerrar puertas, es clave afirmar que nuestros países ya están en permanente diálogo a través de la propia gente que se mueve buscando ejercer sus derechos y buscando construir la sociedad que sueña. La voluntad desconoce fronteras y organizaciones como TECHO son fruto de esa realidad”, concluye Sánchez.